miércoles, 17 de octubre de 2012

LLIÇÀ D'AMUNT, UN PUEBLO , UNA HISTORIA

NUCLEO URBANO DE LLIÇÁ D’AMUNT


Su nombre histórico es Lliçà Sobirà. El  nombre proviene del nombre romano Licius. En 989 es citado como Liciano. En 1174, como Liziano Superiori. En 1359, como San Julián de Lliçá Sobirà.
Lliçà d’Amunt fue inscrita antiguamente como Liza Sobira, mientras Lliçà de Vall fue Liçiano Subteriore y Liçà Jusà. La distinción se efectuá entre el pueblo de aguas arriba del río y el de aguas abajo, no entre un pueblo situado sobre un montículo y otro situado en el valle.
Lliçá d’Amunt está situado en el municipio del Vallès Oriental, en el valle de la riera del Tenes y se encuentra a tres kilómetros de la capital comarcal, que es Granollers.
La población, experimenta un crecimiento significativo entre las dos décadas de 1960 i 1980. Este aumento demografico respondió a la inical industrialización de la zona y los municipios vecinos a partir de el año 1980.
Lliça d’Amunt se ha convertido en pocos años en un municipio residencial.
El núcleo urbano se concentra a la derecha de la riera del Tenes,  cerca de la iglésia parroquial, y el castillo de  Can Puig. Éste se extiende por la calle de la Sagrera, siguiendo por la carretera de Parets a Bigues y enlazando por el sur con el barrio de Sant Baldiri; mientras que el norte va de Can Puig a la carretera y al barrio de las Escoles.
La parroquia de Sant Juliá, documentada desde principio del siglo XI aparece a menudo en la documentación con un altar de Santa Maria, existente ya en el 1075.  Es un edificio románico, que fue reedificado a finales del siglo XI.
                                                        David Rodas







LLIÇÀ D’AMUNT
Lliçà d’Àmunt es un pequeño pueblo situado en la comarca catalana del Vallés Oriental, cercano a Granollers, la capital.
Desde que vivo aquí todo ha cambiado mucho.
Muchas de las urbanizaciones eran, en gran parte, bosque, la gente venía los fines de semana y por vacaciones.
En la parte central sólo había dos colegios y un instituto de barracones. Tampoco había muchas tiendas ni transporte público.
Después de algunos años, las zonas de bosque se han ido convirtiendo en casas, tiendas, parques, etc y mucha más gente ha venido a vivir. Todos coinciden en que es un pueblo agradable y tranquilo.
También se han hecho más colegios y, este año hay otro instituto, en el que yo estudio Hipàtia d’Alexandria.
Este edificio, que ahora es un instituto, anteriormente fue un colegio llamado Miquel Martí i Pol. 
                                                        Ana Martínez



UN SUCESO INCREÍBLE

Otro día tranquilo en la calle Anselm Clavé 207, sin contar que estábamos durmiendo, era entre semana, pero yo ya estaba levantada hacía un rato. Despierta en la cama, esperando a que el despertador de mi padre empezara a sonar y  al cabo de unos segundos, el de mi madre. Como de costumbre, mi padre pondría música y nos iríamos despertando poco a poco hasta las 8:30 para bajar a almorzar.
Nosotros nos estábamos preparando para ir al colegio, cuando de repente los vecinos empezaron a chillar a mi padre, debía de ser las 8, 8:30. Mi padre entendió: “Han robado en casa de tu hermano” Él no lo dudó, ya que ellos estaban de vacaciones así que cogió nuestro perro, Lucas, por si seguían los ladrones dentro, el perro era muy bueno, así que no les haría nada aparte de asustarlos. Entonces fue a casa de mis tíos, que son los vecinos, abrió la puerta, registró toda la casa, y nada.
Salió a preguntar a los vecinos, cuando, de repente, uno se acercó y dijo:”No, que te han robado el coche a ti, no a tu hermano”. Miró la puerta del garaje y vio que estaba abierta. Estaba tan dormido que cuando iba hacia casa de mi tío ni se enteró de que estaba abierta.
En seguida llamó a la policía y por suerte la policía había visto a un coche hacía varios minutos salir muy deprisa y lo estaban persiguiendo. El ladrón se atravesó todo un campo entero dirección al bosque y salió del coche con las llaves, pero al ver que les llevaba muy poca ventaja soltó las llaves y entró hacia el bosque. Los policías lo persiguieron, pero vieron las llaves en el suelo y el ladrón estaba desaparecido. Cuando de repente se escuchó un “crac” encima de ellos. El ladrón era un buen trepador y estaba a varios metros de altura del suelo (parecía que lo hubiera hecho toda la vida) Los policías no lo cogieron,pero nos devolvieron el coche con algunas rascadas y algunos golpes.

                                                        Ariadna Clapé


LLIÇA D’AMUNT, AÑO 957

Lliçà d’Amunt,  año 957.
Era el día en que se iba a anunciar si los Condes de la Vall del Tenes, Margarida i Ramón, aprobaban el proyecto de construir una nueva iglesia en el pueblo, dedicada a Sant Julià. En la sala estaban el monje que había impulsado el proyecto, el hermano Federico, el maestro constructor, Joan, los habitantes del pueblo, la mayoría payeses, que iban sucios y con su ropa vieja, y los dos nobles con sus ropas de seda, sus valiosas joyas de oro y su posado altivo.
El ambiente era tenso, no se oía ni una mosca, pero, por fin, el conde Ramón empezó a hablar:
-Yo, como Conde de la Vall del Tenes, y mi esposa, como Condesa del mismo territorio, hemos decidido que, el proyecto de construir una nueva iglesia en el condado, concretamente en Lliçà d’Amunt queda...- Se hizo una pausa, la gente estaba con los ojos abiertos como platos, casi se habían olvidado de respirar, mientras esperaban el veredicto. El Conde, por fin, dijo la palabra tan esperada por todos – aceptado.
Toda  la sala estalló a gritos, el mundo se abrazaba, reía, gritaba... Todos estaban felices, no se lo podían creer, habían esperado tres años para poder oír esas escasas palabras.
Cuando la gente se calmó, Ramón siguió hablando:
-El Condado cederá los materiales necesarios para la construcción, dando derecho así de explotar el bosque y piedra de nuestra cantera sin pagar, siempre que sea para la construcción de la parroquia. Dicho esto se podrá empezar inmediatamente las obras.
Los condes se levantaron  y se retiraron de la sala sin decir una sola palabra, mientras que entre la población reinaba la euforia y la alegría.
Un mes después, se empezaron las obras. La iglesia no tenía muchos recursos en aquel momento, por lo tanto no podían contratar muchos paletas ni gente que transportara la piedra y la madera de la cantera y el bosque a la construcción; así que los habitantes pobres, cuando no tenían trabajo con el ganado o en el campo,  trabajaban en la iglesia ayudando en lo que hiciera falta; fuera un gran trabajo, que normalmente hacían  los adultos, o simplemente llevando las herramientas ligeras a los trabajadores, como solían hacer los niños.
Los más ricos hacían donaciones de dinero para financiar la construcción, pero en el pueblo no había muchos, de éstos, así que sería un templo humilde, pequeño y sin muchos ornamentos.
Así, año tras año, mes tras mes y piedra tras piedra tras piedra, la iglesia de Sant Julià se fue construyendo, hasta el 1002, en que finalmente se terminó. Era una iglesia de arte románico, con una pequeña vidriera de colores encima de la entrada, y una figura de metal de Cristo resucitando. En el exterior había un campanario muy alto, que se veía desde todos los puntos del pueblo, y un patio con un olivo en medio.
En Semana Santa, vino el Obispo de Barcelona para inaugurar la parroquia, y ofició la misa de Viernes Santo. Y desde ese año hasta hoy que se siguen oficiando misas y la gente sigue visitando esta iglesia
                                               Núria Amenàbar

lunes, 15 de octubre de 2012

MICRORRELATOS


EL LOBO QUE SE EQUIVOCÓ DE CUENTO

El lobo avanzaba silenciosamente hacia la primera casita y con mucha fuerza sopla. Una y otra vez, hasta que consigue derribarla. Entre los escombros, aparecen Caperucita Roja y su abuelita y miran al lobo con cara de sorpresa. El lobo, al verlas, dice tímidamente:

- ¡Lo siento! Me  he debido de equivocar de cuento.
                                                        Alberto Alba


¡QUÉ GUSTO!

Estaba saturado del colegio Al llegar a mi casa, me puse a hacer deberes, pero pensé: Voy a relajarme un rato, ya que mi madre está recogiendo a mi hermano. 
Entré en el lavabo y me dije: "lo mancharé todo. Bueno me dará tiempo a recogerlo " y comencé.
Al terminar, me dio tanto placer que lo volvería a repetir mil veces más.
¡Aquel lavado de pies fue formidable!
                                                        Adrian Machuca.


TODO CONTINÚA
Invierno descansando, primavera creciendo, verano,  época de la recolección y otoño yermo y marchitado. Siempre el mismo ciclo, que con el día a día no se aprecia, pero en el momento en el que te paras a pensar, todo continúa.
                                               Irene Trujillo